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Inventos del TBO (II): un jalón de andar por el campo.


El jalón: ese bendito instrumento cuya principal misión es señalar la única diferencia visual entre un arqueólogo y un albañil. Además, de forma accesoria, debe servir para darnos la referencia inmediata de la escala en nuestras fotografías y modelos fotogramétricos. Y claro, si somos un poco frikis, da mucho juego épico: con un jalón en la mano, ¿quién se resiste a decir eso de “Luke, únete a mí en el Lado Oscuro y juntos dominaremos la Galaxia como padre e hijo”?


No es un artefacto costoso: se puede encontrar en el mercado una gama amplia a precios asequibles (en torno 35 €), y con opciones interesantes (telescópico, con puntas, con rosca para extensión, etc.). ¿Por qué, entonces, plantearnos una solución casera? Pues cualquiera que haya prospectado sabe que un armatoste de 1 m. y varios kilos de peso puede ser engorroso. Cuando hay que llevar al campo el equipo fotográfico, con trípode, pértiga, tablet, algún artefacto de iluminación y cualquier otro gadget que se nos ocurra, interesa estrujarse las meninges para racionalizar las cargas, ¿verdad?


El material de base debe ser ligero, y el PVC es un candidato ideal. Una vez más, hay soluciones comerciales, aunque lo habitual es que sean metálicos. Al fin y al cabo, el tubo de PVC puede doblarse accidentalmente, alterando drásticamente la precisión.


Pensamos, por tanto, en una solución que proporcione estas características:

  • Precisión aceptable.

  • Ligereza.

  • Protección contra la deformación.

  • Adaptación al equipo que ya llevamos.

La idea básica es muy sencilla y está bastante extendida (yo se la debo al buen compañero y amigo Héctor Arcusa, ¡un saludo, campeón!): usar tubo de PVC blanco como base. Se puede adquirir en cualquier almacén de bricolaje. Para marcar las franjas rojas, puede haber varias soluciones (pintura, cinta aislante, etc.). Podemos aprovechar para reforzar el tubo usando tubo retráctil de PVC (el mismo con el que se hacen los capuchones que cubren el cuello de las botellas de vino), que se encuentra a buen precio en cualquier almacén de material eléctrico. Además, el rojo, como color universal de la polaridad positiva, es fácil de encontrar. A partir de aquí, todo es artesanía.


Tomamos y marcamos la medida de 1 m. sobre el tubo de PVC...












Cortamos el tubo: una sierra es lo más adecuado, y ojo a cortar bien en perpendicular para que la medida no se altere.













Recubrimos toda la pieza cortada con un trozo de tubo retráctil, y que sobre un poco por los extremos. El tubo que he usado es de 20 mm. de diámetro; lógicamente, hay que comprarlo más grande que la pieza rígida (dijo Perogrullo). Para calcularlo, tener en cuenta que este tubo se reduce hasta 1/2 de su diámetro al retractilar, por lo que su diámetro inicial no debe ser nunca mayor del doble del de la pieza a recubrir.






¡Dale calor, maestro! Con una pistola de aire caliente, de las que se usan para decapar pintura. Ojo no pasarse de calor, que la base rígida es de PVC y se puede derretir.








Con un cúter cortamos lo que sobra en los extremos.













Marcamos ahora los tramos de 20 cm. con la mayor precisión de la que seamos capaces.










Para retirar el tubo rojo en los tramos que deben quedar blancos, lo mejor es usar un pelacables rotatorio, que os pueden prestar en un almacén de material eléctrico. Si no lo conseguís, con un cúter y buena maña también se puede.










Una vez construido el jalón, lo adaptaremos para llevarlo donde menos moleste. Tenemos ya la pértiga telescópica que construimos en la primera entrada de este blog… ¡refinémosla! Nuestro jalón encaja perfectamente en el tubo hueco de la base de la pértiga, que, de paso, lo protege de deformaciones.


De acuerdo: he hecho trampa: desde el principio tenía in mente usar ese hueco… lo cual es importante a la hora de comprar el tubo del diámetro adecuado. Y ya sólo tenemos que pensar en una solución que impida que se salga accidentalmente y que nos permita volver a sujetarlo cuando hemos terminado. Podría servir una tapa a medida, pero he preferido usar los orificios que ya tenía en ese extremos, y locerraremos con un tornillo pasante, sobre el que hemos practicado un agujero con un taladro de broca fina para que nos entre un pasador tipo clip (por 0,90 € en Leroy Merlin, os venden dos de cada).













¡Listo! Ya no habrá excusa para no referenciar bien las medidas en las fotos. Espero que os resulte de utilidad, y seguro que se os ocurren mejoras: ¡compartidlas!



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